Mazatlán, Sin. Cada sábado, María Sacramento Quesada recorre alrededor de 100 kilómetros para llegar a Mazatlán y así ofrecer los productos que le genera su parcela, en la comunidad de “Guillermo Prieto”, San Ignacio.
En el recorrido por carretera, que es de al menos una hora, transporta una gran variedad de frutas y verduras, que ella misma siembra y cosecha en el traspatio de su hogar.
Tras el sorpresivo cierre del Mercado Orgánico de Mazatlán, donde la agricultora ofrecía sus productos, ahora acude por su propia cuenta ante la demanda de los clientes que vía Whatsapp le piden que continúe con su labor.
El tema del coronavirus, reconoce, es una situación difícil, pero no puede quedarse encerrada en su hogar debido a que necesita de recursos económicos para poder sacar adelante a su familia.
Yo tengo que trabajar, tengo mis animales, yo no me puedo encerrar, y pues nosotros tenemos la ventaja de que estamos en medio del monte, pues el ejido de Guillermo Prieto son 3 mil 700 hectáreas para 10 familias que estamos ahí.María Sacramento
Reconoce que la gente se debe de cuidar y evitar caer en el pánico por el Covid-19, por lo que deben hacer sus actividades diarias, aunque se encuentren encerrados en sus casas.
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En un horario de 8:00 a 10:00 de la mañana, la comerciante trae de San Ignacio a Mazatlán desde zanahorias, naranjas, huevos, miel natural y hasta carne de pollo, todo producido en su hogar.
Los precios, señala, son accesibles, ya que la gente puede adquirir alimentos que van desde los 25 a los 150 pesos, costos que son similares e inclusive bajos a los comercios de la localidad.
Hasta el momento, indicó, la venta de los productos “del rancho” se mantienen en un 75%, por lo que es poco con lo que se regresa a su casa, donde le da un segundo uso.
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