/ sábado 28 de septiembre de 2019

Heridas del trenazo ocurrido en el 2015 en Mazatlán

El lamentable hecho dejó como resultado 4 personas muertas y 22 heridos en el área de Cerritos

Mazatlán, Sin.- La mañana del 22 de diciembre del 2015 parecía tranquila, para ese entonces el reloj de Felipe Suárez Gutiérrez marcaba las 6:50 horas, aún faltaban 10 minutos para desmontar su turno como operador de ambulancias de Cruz Roja Mazatlán.

Ese momento fue aprovechado por el socorrista para saludar a su amigo Ramón Hernández Navarrete, que en ese instante se alistaba para entrar a trabajar en el turno matutino.

A dos minutos de la conversación, una unidad de emergencia había salido de la base para dirigirse hacia el Libramiento, donde un motociclista había derrapado y al parecer se hallaba herido.

Para ese entonces en la Cruz Roja sólo se hallaban los dos choferes y la radio operadora, que en ese preciso momento recibió el primer llamado de emergencia del turno entrante.

El tren se lo llevó…

El reporte que atendió la telefonista señalaba: el tren se había llevado un carro por el área de cerritos, y se necesitaba el apoyo de los paramédicos, pues había varios heridos.

Sin pensarla, los dos socorristas abordaron una de las ambulancias, para enseguida enfilarse al lugar de la contingencia, mientras llegaba más apoyo por parte del personal entrante.

Durante el trayecto, la información de lo que en realidad había pasado hizo ver a los “héroes anónimos” de que el percance era de gran magnitud, y no se trataba de un simple hecho de tránsito.

Los datos para ese momento precisaban que el percance no era un automóvil, sino un camión que transportaba personal de una conocida fábrica de tejas de barro.

Peripecias

En cuestión de minutos, la ambulancia se acercó por la avenida Cerritos hacia la zona donde se había presentado la colisión, tramo que se encontraba bloqueado, por lo que tuvieron que buscar otra opción para llegar al lugar.

El conocer cada uno los accesos que hay en el puerto como la palma de la mano, hizo que los socorristas enfilaran hacia la carretera México 15, con dirección a la comunidad de El Habal.

En el recorrido, los ocupantes del vehículo de emergencias fueron informados de que la primera ambulancia, la que había salido hacia el Libramiento, se unía al apoyo.

Tras pasar el poblado, los paramédicos se adentraron a la carretera Habal-Cerritos, vía de comunicación que los llevó directamente al lugar donde se hallaba la contingencia.

El hecho

Para ese entonces, el sitio se encontraba lleno de todo tipo de vehículos, desde patrullas de la Policía Municipal, Ministerial del Estado, Estatal Preventiva y el Ejército.

Suárez Gutiérrez junto con su compañero inmediatamente procedió a valorar la situación, ya que primeramente tenían que auxiliar a las personas que se hallaban delicadas de salud.

“Llegamos y el camión venía lleno de gente, había desde los más graves hasta los más gravísimos y los más leves, por lo que la prioridad era trasladar a los más graves para un mayor pronóstico de vida”.

Sin darse cuenta, el paramédico para ese instante ya era apoyado por más socorristas de la benemérita institución, que se trasladaban en al menos 4 ambulancias.

La organización

La dantesca escena que se vivía en ese preciso momento, hizo que el héroe anónimo se organizara junto con sus demás compañeros, que atendían a más de 20 lesionados.

En ese instante, el personal de socorro de todas las instituciones que hay en el puerto se convirtió en uno solo, para poder brindar la atención que requerían los heridos.

Así pues, paramédicos junto con bomberos lograron sacar adelante la contingencia, que parecía una repetición del trenazo que se registró la noche del 31 de mayo de 1996.

Cada ambulancia de la Cruz Roja atendió a dos pacientes, que eran considerados como de los más graves, los cuales rápido fueron trasladados a recibir atención médica a un hospital privado.

Entre fierros

Uno de los lesionados que llamó la atención del paramédico, fue una mujer que se encontraba atrapada entre fierros retorcidos, a la que inmediatamente procedieron a liberar.

En estado, inconsciente, la señora fue subida a la unidad de emergencia junto con otra muchacha, que al parecer presentaba fractura expuestas en ambas piernas, las cuales requerían ser intervenidas quirúrgicamente.

El socorrista escuchaba que era llamado por voces que se quebraban del dolor, pero hacia caso omiso para atender a las dos mujeres, que de igual manera se quejaban de las lesiones que presentaban.

Mientras el área era acordonada por los cuerpos policiacos, Felipe y Ramón llegaron al nosocomio, donde les informaron que necesitaban sangre para operar a las pacientes.

Altruismo ante todo

La labor de trasladar a los heridos al hospital no concluyó ahí para ambos paramédicos, que de manera altruista decidieron apoyar al personal médico con la búsqueda de sangre.

A bordo de la ambulancia, los dos socorristas se trasladaron al Hospital General “Martiniano Carvajal”, donde ya eran esperados por las autoridades de dicho nosocomio.

Una hielera con varias bolsitas con sangre fue entregada a los voluntarios de la Cruz Roja, que rápidamente retornaron al lugar donde se les requería de manera urgente.

El líquido sanguíneo era requerido forzosamente en el recinto médico privado, ya que en ese instante los heridos serían pasados al área de intervención quirúrgica.

Te puede interesar: Leyendas de Escuinapa: El ‘Camino del Colgado’, una vía difícil de recorrer

Satisfechos

Para ese entonces ya habían pasado al menos 4 horas después de haber ocurrido el accidente, los socorristas no regresaron al lugar, pues había varios equipos de emergencias que se habían hecho cargo de la situación.

Cansado, pero satisfecho por la labor realizada, Felipe regresó a su casa donde era esperado por su familia, mientras que Ramón, su compañero, retorno a la base de la benemérita institución para continuar con el resto de su jornada laboral.

Han pasado 4 años del lamentable hecho, y Suárez Gutiérrez lo recuerda como si hubiera pasado ayer, como si momentos antes acudió a prestar su apoyo como cualquier otro accidente.

El paramédico lamenta las dos muertes que se presentaron en ese día trágico, pero se reconforta con el número de personas que lograron rescatar, que lograron sacar adelante, entre ellas las dos mujeres que atendió, pese a que su jornada laboral ya había terminado.


Lee Mas Aquí:


Mazatlán, Sin.- La mañana del 22 de diciembre del 2015 parecía tranquila, para ese entonces el reloj de Felipe Suárez Gutiérrez marcaba las 6:50 horas, aún faltaban 10 minutos para desmontar su turno como operador de ambulancias de Cruz Roja Mazatlán.

Ese momento fue aprovechado por el socorrista para saludar a su amigo Ramón Hernández Navarrete, que en ese instante se alistaba para entrar a trabajar en el turno matutino.

A dos minutos de la conversación, una unidad de emergencia había salido de la base para dirigirse hacia el Libramiento, donde un motociclista había derrapado y al parecer se hallaba herido.

Para ese entonces en la Cruz Roja sólo se hallaban los dos choferes y la radio operadora, que en ese preciso momento recibió el primer llamado de emergencia del turno entrante.

El tren se lo llevó…

El reporte que atendió la telefonista señalaba: el tren se había llevado un carro por el área de cerritos, y se necesitaba el apoyo de los paramédicos, pues había varios heridos.

Sin pensarla, los dos socorristas abordaron una de las ambulancias, para enseguida enfilarse al lugar de la contingencia, mientras llegaba más apoyo por parte del personal entrante.

Durante el trayecto, la información de lo que en realidad había pasado hizo ver a los “héroes anónimos” de que el percance era de gran magnitud, y no se trataba de un simple hecho de tránsito.

Los datos para ese momento precisaban que el percance no era un automóvil, sino un camión que transportaba personal de una conocida fábrica de tejas de barro.

Peripecias

En cuestión de minutos, la ambulancia se acercó por la avenida Cerritos hacia la zona donde se había presentado la colisión, tramo que se encontraba bloqueado, por lo que tuvieron que buscar otra opción para llegar al lugar.

El conocer cada uno los accesos que hay en el puerto como la palma de la mano, hizo que los socorristas enfilaran hacia la carretera México 15, con dirección a la comunidad de El Habal.

En el recorrido, los ocupantes del vehículo de emergencias fueron informados de que la primera ambulancia, la que había salido hacia el Libramiento, se unía al apoyo.

Tras pasar el poblado, los paramédicos se adentraron a la carretera Habal-Cerritos, vía de comunicación que los llevó directamente al lugar donde se hallaba la contingencia.

El hecho

Para ese entonces, el sitio se encontraba lleno de todo tipo de vehículos, desde patrullas de la Policía Municipal, Ministerial del Estado, Estatal Preventiva y el Ejército.

Suárez Gutiérrez junto con su compañero inmediatamente procedió a valorar la situación, ya que primeramente tenían que auxiliar a las personas que se hallaban delicadas de salud.

“Llegamos y el camión venía lleno de gente, había desde los más graves hasta los más gravísimos y los más leves, por lo que la prioridad era trasladar a los más graves para un mayor pronóstico de vida”.

Sin darse cuenta, el paramédico para ese instante ya era apoyado por más socorristas de la benemérita institución, que se trasladaban en al menos 4 ambulancias.

La organización

La dantesca escena que se vivía en ese preciso momento, hizo que el héroe anónimo se organizara junto con sus demás compañeros, que atendían a más de 20 lesionados.

En ese instante, el personal de socorro de todas las instituciones que hay en el puerto se convirtió en uno solo, para poder brindar la atención que requerían los heridos.

Así pues, paramédicos junto con bomberos lograron sacar adelante la contingencia, que parecía una repetición del trenazo que se registró la noche del 31 de mayo de 1996.

Cada ambulancia de la Cruz Roja atendió a dos pacientes, que eran considerados como de los más graves, los cuales rápido fueron trasladados a recibir atención médica a un hospital privado.

Entre fierros

Uno de los lesionados que llamó la atención del paramédico, fue una mujer que se encontraba atrapada entre fierros retorcidos, a la que inmediatamente procedieron a liberar.

En estado, inconsciente, la señora fue subida a la unidad de emergencia junto con otra muchacha, que al parecer presentaba fractura expuestas en ambas piernas, las cuales requerían ser intervenidas quirúrgicamente.

El socorrista escuchaba que era llamado por voces que se quebraban del dolor, pero hacia caso omiso para atender a las dos mujeres, que de igual manera se quejaban de las lesiones que presentaban.

Mientras el área era acordonada por los cuerpos policiacos, Felipe y Ramón llegaron al nosocomio, donde les informaron que necesitaban sangre para operar a las pacientes.

Altruismo ante todo

La labor de trasladar a los heridos al hospital no concluyó ahí para ambos paramédicos, que de manera altruista decidieron apoyar al personal médico con la búsqueda de sangre.

A bordo de la ambulancia, los dos socorristas se trasladaron al Hospital General “Martiniano Carvajal”, donde ya eran esperados por las autoridades de dicho nosocomio.

Una hielera con varias bolsitas con sangre fue entregada a los voluntarios de la Cruz Roja, que rápidamente retornaron al lugar donde se les requería de manera urgente.

El líquido sanguíneo era requerido forzosamente en el recinto médico privado, ya que en ese instante los heridos serían pasados al área de intervención quirúrgica.

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Satisfechos

Para ese entonces ya habían pasado al menos 4 horas después de haber ocurrido el accidente, los socorristas no regresaron al lugar, pues había varios equipos de emergencias que se habían hecho cargo de la situación.

Cansado, pero satisfecho por la labor realizada, Felipe regresó a su casa donde era esperado por su familia, mientras que Ramón, su compañero, retorno a la base de la benemérita institución para continuar con el resto de su jornada laboral.

Han pasado 4 años del lamentable hecho, y Suárez Gutiérrez lo recuerda como si hubiera pasado ayer, como si momentos antes acudió a prestar su apoyo como cualquier otro accidente.

El paramédico lamenta las dos muertes que se presentaron en ese día trágico, pero se reconforta con el número de personas que lograron rescatar, que lograron sacar adelante, entre ellas las dos mujeres que atendió, pese a que su jornada laboral ya había terminado.


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