Rosario, Sin.- María Lucila Beltrán Ruíz, o mejor conocida como “Lola Beltrán”, fue toda su vida una fiel devota de la virgen de nuestra Señora del Rosario, la cual tiene su celebración el primer domingo de octubre de cada año.
Esta festividad religiosa es la celebración más grande que viven los rosarenses cada año, fecha en la cual los habitantes del ahora Pueblo Mágico y muchos originarios de este que radican en otros lugares del país y el extranjero “recalan” a su tierra para poder venerar a su virgen milagrosa.
Tal era el caso de “Lola La Grande”, quien a pesar de lograr alcanzar el éxito que tuvo hasta convertirse en una estrella, tanto a nivel nacional e internacional, jamás se olvidó de sus raíces y de su Virgen de Rosario.
José Luis Barbosa Espinoza, quien es el encargado del museo de “Lola Beltrán”, el cual se encuentra en el municipio de Rosario, relata un poco de la devoción que Beltrán Ruiz tenía hacia la virgen, a quien año tras año acudía a cantarle Las mañanitas, en algunas ocasiones lo llegó hacer acompañada de algunos otros amigos artistas, como lo fue el caso de María Teresa Enriqueta Jiménez Chabolla “La Prieta Linda”.
“Según cuentan, ella (Lola Beltrán) venía cada primer domingo de octubre a los festejos de la virgen, que nunca falló, llegaba con su grupo de amigos o con el artista invitado que ella trajera, regularmente venía La Prieta Linda, la acompañaban a cantarle a la virgen de Rosario”.
Además de cantarle a la virgen al pie del altar, caminaba descalza porque tenía una manda que pagar a la virgen, le gustaba irse en la peregrinación caminando descalza.
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Para no faltar a esta celebración, Lola Beltrán prefería no tener compromisos cercanos a la fecha, que le pudieran generar algún contratiempo y fallarle a su virgen.
“Lola Beltrán le dio un impulso grande a esta festividad, porque medios nacionales acudían regularmente a darle cobertura cuando ella le cantaba Las mañanitas a la virgen”.
Además, Lola fue en más de una ocasión la donadora del atuendo para vestir a la virgen y realizaba aportaciones económicas para la restauración del ahora Santuario Mariano.
Estando aún en vida y siendo gobernador del estado Francisco Labastida Ochoa, se le edificó una estatua a Lola Beltrán, la cual pidió fuera frente a la entrada a la Iglesia, para así nunca faltar a la celebración de su virgen.
Barboza Espinoza, dijo que era tan grande la devoción de ella que pidió que cuando falleciera, sus restos fueran sepultados en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
“Ella pidió que cuando muriera, estar cerca de su virgen del Rosario, cuando ella muere, primero fue sepultada en el panteón y cuando se pudo, su cuerpo fue exhumado y se puso acá en el atrio de la iglesia, por eso ella quedó ahí, era tanta su devoción que pidió quedar ahí”.
Luego del fallecimiento de Lola Beltrán, el año de 1996, su hija, la también intérprete de música ranchera, María Elena Leal Beltrán, acude a cantarle Las mañanitas a la virgen del Rosario.
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