En México el “parlamento abierto” enfrenta limitaciones e inconsistencias. Aunque los legisladores escuchan a las organizaciones de la sociedad, académicos, investigadores y especialistas, sus aportaciones todavía no se ven reflejadas en las reformas que se aprueban. De acuerdo con especialistas, hay avances pero no se ha institucionalizado.
En días pasados se presentaron dos casos: las reformas al artículo 19 que se aprobaron pese a la fuerte oposición de expertos y activistas y la creación de la Guardia Nacional que finalmente sí reflejó las opiniones respecto a la necesidad de un mando civil.
La Cámara de Diputados, el Senado de la República y los 32 Congresos de las entidades federativas, han realizado esfuerzos encaminados a la práctica de un Parlamento Abierto, pero éste no se logra cristalizar.
PUNTA DE LANZA LA LXIV LEGISLATURA
Para los especialistas, el tema de Parlamento Abierto será una de las principales innovaciones al interior del Congreso Mexicano en la LXIV Legislatura, debido a los avances gubernamentales en rendición de cuentas, fiscalización, acceso a la información pública y transparencia.
El Senado de la República ha tenido experiencias importantes en materia de Parlamento Abierto, pero todavía falta mucho camino por recorrer, señaló el senador Clemente Castañeda Hoeflich, presidente de la Comisión de Anticorrupción, Transparencia y Participación Ciudadana.
Expuso que la Junta de Coordinación Política (Jucopo) convocó a la creación de un grupo de trabajo sobre Parlamento Abierto, el cual no ha tenido avances sustanciales.
Sin embargo, tal circunstancia no ha impedido que en algunos casos el Senado haya adoptado este mecanismo de trabajo. El caso más reciente, es la creación de la Guardia Nacional.
Comentó que la discusión del tema fue un foro abierto que involucró audiencias públicas y donde participaron miembros de la sociedad civil organizada, expertos y activistas que influyeron en el proyecto de dictamen que discutió y aprobó la Cámara de Senadores.
No obstante, “de manera autocrítica, sabemos que el ejercicio de Parlamento Abierto que tuvo el Senado no estuvo exento de limitaciones e inconsistencias, que hay que revisar y mejorar”, aceptó.
Por otra parte, Khemvirg Puente Martínez, responsable del Observatorio sobre Parlamento Abierto y Transparencia Legislativa de la UNAM, dijo que México no se ha rezagado en cuanto a Parlamento Abierto y ha tenido experiencias positivas, pero no se ha institucionalizado esta práctica. “No es algo que esté establecido como parte de la actividad cotidiana legislativa”.
Dijo que el Parlamento Abierto es el tránsito hacia una nueva forma de hacer política parlamentaria, en la que los ciudadanos tienen un lugar privilegiado y son el centro de las decisiones. Representa, explicó, un modelo de cuatro dimensiones que deben interactuar: transparencia, participación ciudadana, innovación en el uso de tecnologías para el trabajo colaborativo y responsabilidad e integridad parlamentaria.
Por su parte, Keila González, gerente senior del Programa Residente de NDI (National Democratic Institute) en México, expuso que el Senado tiene diversas áreas de oportunidad en materia de transparencia parlamentaria. Entre ellas, involucrar a la ciudadanía, a través de la publicación de la información de los legisladores, de su agenda legislativa y en diversas lenguas e idiomas, con lenguaje ciudadano, con formatos abiertos y estructurados.
Agregó que se debe apoyar el proceso educativo en materia cívica para el acceso y transparencia de la información, e incorporar el uso de nuevas tecnologías para fortalecer el trabajo parlamentario y el acercamiento ciudadano. Desde el Senado, continúo, se debe proveer información legislativa completa, oportuna, clara y de fácil acceso; promover la transparencia, mediante la incorporación de análisis, criterios y formatos, además de fomentar el intercambio de las buenas prácticas, entre otros.