/ jueves 26 de diciembre de 2019

En Derechos Humanos, México está herido pero no de muerte: AI

Amnistía Internacional confía en que el gobierno de AMLO retome el rumbo y defina estrategias

En el actual contexto de violencia y ataque a los derechos humanos, México tiene una “gravísima herida”, pero “no de muerte”, sostuvo Amnistía Internacional (AI) por lo que confió en que el gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador, retome el rumbo y defina esta estrategia de seguridad que pacifique al país sin que ello implique más militarización.
En entrevista con El Sol de México, Tania Reneaum Panszi, directora de AI, refirió que es preocupante la narrativa que López Obrador tiene sobre el combate al crimen organizado para garantizar la seguridad, porque, como varios organismos internacionales se lo han hecho saber, no se puede mantener una estrategia de con el Ejército en las calles.

“El Ejército no tiene capacidad para ser el primer respondiente ni para investigar o prevenir los delitos. El Ejército tiene la capacidad para tener funciones de seguridad nacional, antes de prevención del delito”, sostuvo.
Reneaum Panszi dejó claro que no se puede hablar que en el pasado existió una “estrategia fallida” en torno a la seguridad pública, porque “hoy por hoy pensamos que no hay estrategia”, y esto, dijo, “nos ha preocupado y más cuando en la Guardia Nacional más de 70 por ciento de los efectivos son militares”.

Afirmó que a pesar de que el presidente quiere pacificar al país, el único elemento que contempla para lograrlo es el Ejército, cuando las organizaciones de la sociedad civil, al igual que diferentes mecanismos de derechos humanos a nivel internacional, le han dicho que la militarización es peligrosa para la pacificación del país.
La activista social también sostuvo que a pesar de que existe un compromiso narrativo con la defensa de los derechos humanos, “hay muy pocas acciones”, debido a que “no existe una política pública compatible entre seguridad y derechos fundamentales, que garantice vivir en paz”.
Criticó, además, que el uso de los programas sociales para las personas en pobreza sirvan para reducir los niveles de inseguridad en el país porque “los pobres no delinquen”. “Lo más interesante es que el presidente entiende que los programas sociales pueden cambiar una estructura compleja que viene dada con la exclusión y con la pobreza, y vincula los programas sociales con las personas pobres como si fueran las personas pobres las que siempre están involucrados en los delitos”, subrayó.
Tania Reneaum destacó que en este tema se debe pensar en el combate a la delincuencia de cuello blanco o la que está vinculada con la corrupción. “No es verdad que las personas pobres sean las que cometen los ilícitos penales, también se tiene que entender el fenómeno delictivo de una forma mucho más amplia”, expresó.
En la charla con la Organización Editorial Mexicana (OEM), Tania Reneaum reconoció que el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo el gesto de asumir la realidad de crisis en materia de derecho humanos, además de que sostuvo encuentros con familiares de personas desparecidas y literalmente se puso la camiseta de Ayotzinapa y eso “lo leímos desde el movimiento de derechos humanos y desde Amnistía Internacional como algo muy positivo”.

Sin embargo, dijo que ven “una brecha entre esos gestos simbólicos incesantes y lo que pasa en la realidad”.



En el actual contexto de violencia y ataque a los derechos humanos, México tiene una “gravísima herida”, pero “no de muerte”, sostuvo Amnistía Internacional (AI) por lo que confió en que el gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador, retome el rumbo y defina esta estrategia de seguridad que pacifique al país sin que ello implique más militarización.
En entrevista con El Sol de México, Tania Reneaum Panszi, directora de AI, refirió que es preocupante la narrativa que López Obrador tiene sobre el combate al crimen organizado para garantizar la seguridad, porque, como varios organismos internacionales se lo han hecho saber, no se puede mantener una estrategia de con el Ejército en las calles.

“El Ejército no tiene capacidad para ser el primer respondiente ni para investigar o prevenir los delitos. El Ejército tiene la capacidad para tener funciones de seguridad nacional, antes de prevención del delito”, sostuvo.
Reneaum Panszi dejó claro que no se puede hablar que en el pasado existió una “estrategia fallida” en torno a la seguridad pública, porque “hoy por hoy pensamos que no hay estrategia”, y esto, dijo, “nos ha preocupado y más cuando en la Guardia Nacional más de 70 por ciento de los efectivos son militares”.

Afirmó que a pesar de que el presidente quiere pacificar al país, el único elemento que contempla para lograrlo es el Ejército, cuando las organizaciones de la sociedad civil, al igual que diferentes mecanismos de derechos humanos a nivel internacional, le han dicho que la militarización es peligrosa para la pacificación del país.
La activista social también sostuvo que a pesar de que existe un compromiso narrativo con la defensa de los derechos humanos, “hay muy pocas acciones”, debido a que “no existe una política pública compatible entre seguridad y derechos fundamentales, que garantice vivir en paz”.
Criticó, además, que el uso de los programas sociales para las personas en pobreza sirvan para reducir los niveles de inseguridad en el país porque “los pobres no delinquen”. “Lo más interesante es que el presidente entiende que los programas sociales pueden cambiar una estructura compleja que viene dada con la exclusión y con la pobreza, y vincula los programas sociales con las personas pobres como si fueran las personas pobres las que siempre están involucrados en los delitos”, subrayó.
Tania Reneaum destacó que en este tema se debe pensar en el combate a la delincuencia de cuello blanco o la que está vinculada con la corrupción. “No es verdad que las personas pobres sean las que cometen los ilícitos penales, también se tiene que entender el fenómeno delictivo de una forma mucho más amplia”, expresó.
En la charla con la Organización Editorial Mexicana (OEM), Tania Reneaum reconoció que el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo el gesto de asumir la realidad de crisis en materia de derecho humanos, además de que sostuvo encuentros con familiares de personas desparecidas y literalmente se puso la camiseta de Ayotzinapa y eso “lo leímos desde el movimiento de derechos humanos y desde Amnistía Internacional como algo muy positivo”.

Sin embargo, dijo que ven “una brecha entre esos gestos simbólicos incesantes y lo que pasa en la realidad”.



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