WASHINGTON, DC. Estados Unidos separó de sus familias a cerca de dos mil menores inmigrantes en la frontera con México en un plazo de seis semanas.
Entre el 19 de abril y el 31 de mayo, mil 995 menores de 18 años fueron separados de mil 940 familiares adultos que les acompañaban, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés).
Los niños fueron separados de sus parientes por entrar ilegalmente al país, violaciones de las normas migratorias o posibles conductas criminales de los adultos.
Estos datos hacen referencia a quienes trataron de cruzar la frontera por puntos no autorizados, entre enclaves oficiales.
Antes de la divulgación del informe, miles de manifestantes tomaron las calles de casi 80 ciudades de EU para expresar su repudio a la decisión del gobierno de
Donald Trump de separar a las familias inmigrantes, lo que calificaron de "inhumano" e "inmoral".
"Este llamado no es sólo a la administración sino a la sociedad estadounidense para que entienda que es inhumano lo que estamos haciendo a estos niños y estas madres", dijo Karla Estrada, fundadora de UndocuTravelers, uno de los grupos que participaron de la protesta nacional convocada por Familias Unidas, No Divididas.
California fue probablemente el estado que más manifestaciones registró, con unas 18 ciudades, entre ellas la capital del país, que acogieron estas marchas en las que participaron defensores de los inmigrantes, grupos religiosos, sindicatos, legisladores demócratas y estudiantes.
En todas ellas los manifestantes pidieron la liberación de los menores retenidos y repudiaron además que el gobierno esté considerando habilitar carpas en bases del Ejército para alojar a los niños.
En respuesta, Donald Trump aseguró que "detesta" ver a niños inmigrantes separados de sus familias, pero aseguró que "esa ley es de los demócratas” y ellos la tiene que cambiar.
"Podemos cambiar la ley esta noche.
Pero precisamos de los votos" de los demócratas, dijo el presidente.
MÉXICO PROTESTA
Las facultades soberanas del gobierno de Estados Unidos para decidir su política migratoria no pueden ser un pretexto para violar los derechos humanos o atentar contra la dignidad de los mexicanos, afirmó el canciller Luis Videgaray Caso.
El secretario de Relaciones Exteriores insistió en que el gobierno mexicano se mantendrá atento para evitar que se violen los derechos de sus connacionales, sin importar la condición migratoria en la que se encuentren en el vecino país del norte.