El presidente de Francia, Emmanuel Macron, aprovechará la cumbre económica de Davos, en Suiza, para dar otro paso decisivo en su estrategia de disputarle el liderazgo global a Donald Trump. La conferencia de la élite política y económica mundial, que comienza en la prestigiosa estación invernal suiza, estará marcada por el enfrentamiento entre dos visiones antagónica del orden mundial encarnadas por dos de los principales invitados.
Por un lado, Macron, que intervendrá en defensa del multilateralismo y la cooperación internacional para hacer frente a los grandes retos como el cambio climático. Por otro, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que en la sesión de clausura del viernes defenderá su doctrina de America First (Primero América), es decir su tradicional posición aislacionista en política internacional y hostil al libre comercio en materia económica.
El foro, organizado en torno al tema “Creando un futuro compartido en un mundo fracturado”, será un verdadero duelo que tendrá como testigos a los líderes políticos, empresariales y sociales a nivel global.
Rivalizar intelectual y moralmente a nivel global no significa que Macron aspira a colocar a Francia como adversario estratégico de Estados Unidos, lo que sería insensato. Su objetivo es ser admitido como líder de Europa y -con el respaldo del continente federado- erigirse en un contra poder ineludible, al mismo nivel que Rusia y China. Trump a lo mejor piensa que esa proyección significa que Macron quiere disputarle el liderazgo. Pero, como no siempre entiende bien las sutilezas de la política internacional, alguien terminará por explicarle que -en realidad- trata de posicionarse como el principal referente de los adultos occidentales frente a esta Casa Blanca irracional, impulsiva, imprevisible y a veces pueril.