/ domingo 22 de julio de 2018

En peligro de extinción la cotorra serrana

Enclavada en la Sierra Madre Occidental, esta especie endémica requiere de acciones urgentes para su preservación

MADERA, Chih.- Un bosque prácticamente virgen con árboles de más de 200 años de antigüedad, es el santuario de la cotorra serrana, especie endémica de la Sierra Madre Occidental que se encuentra en riesgo de extinción, pese a los esfuerzos que se han hecho por décadas para preservarla.

En dos mil 800 hectáreas del bosque de Madera, pertenecientes a los ejidos El Largo y Socorro Rivera, unas cuantas parejas reproductivas regresan a anidar en esta temporada, junto con otros cientos de ejemplares juveniles que siguen patrones de comportamiento complejos que mantienen a la especie en riesgo de desaparecer, como ya se extinguieron de los bosques de Estados Unidos, hasta donde llegaban sus colonias en el siglo pasado.

La cotorra serrana viaja entre 800 y mil kilómetros en cada temporada, recorre gran parte de la sierra de Chihuahua, Sinaloa, Durango y llega hasta los bosques de Jalisco, donde pasa los inviernos para regresar a anidar entre la primavera y el verano a colonias que deben cumplir con condiciones muy específicas como tener un arbolado tan adulto que ya haya cumplido su ciclo de vida y que solo se encuentra en zonas como ésta, donde la mano del hombre casi no ha llegado.

HÁBITOS MILENARIOS

Para Manuel Escárcega, especialista de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, con 15 años de experiencia en el seguimiento de la cotorra serrana occidental, los riesgos que enfrenta la especie son las sequías que provocan plagas en los árboles donde anidan, los incendios forestales por descuidos y en menor medida el tráfico ilegal, por considerarse ejemplares exóticos.

Pero también se enfrenta a sus hábitos milenarios que no han evolucionado, pues además de ser monógama, exige bosques antiguos donde no haya actividad humana, debido a que elige principalmente árboles viejos y secos para anidar, dado que es como puede construir el lugar donde habita para siempre con su pareja, a donde regresa cada año después de viajar por las cordilleras boscosas, desde Chihuahua hasta Jalisco.

Para Escárcega, la extinción del pájaro carpintero imperial, desaparecido desde 1980, se considera relacionada con la difícil situación que enfrenta la cotorra serrana.

La extinción de esta ave, que se caracteriza por hacer agujeros en los árboles usando su pico, complicó la subsistencia de la cotorra, pues la especie hasta hace medio siglo se extendía desde las montañas de Arizona, Estados Unidos, hasta la parte central de México, pero del país vecino se extinguió hace mucho y aquí no ha logrado reponerse.

Las condiciones que enfrenta la cotorra serrana occidental llevaron a considerarla especie en peligro de extinción, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana 059-SEMARNAT-2010, lo que motiva a Escárcega a hacer todo lo necesario para conservarla.

SANTUARIO DE MADERA

A más de 300 kilómetros de la capital del estado, en la región de Cinco Millas en Madera, se encuentra el bosque-santuario donde se ubican las colonias más grandes de anidamiento de esta especie platicadora y gritona, cuyo sonido envuelve el ambiente, siempre y cuando no sea la hora de la comida, porque se alimenta en absoluto silencio.

Salvo por algunos caminos trazados, cercos y obras propias de la región, el bosque se conserva virgen, con pinos, abetos, álamos que llegan a tener circunferencias de más de dos metros y alturas de más de 40 metros, que han sido reservados por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y por los dos ejidos que confluyen: El Largo y Socorro Rivera, que explotan grandes zonas boscosas en los alrededores para el sostenimiento de miles de familias.

El santuario se divide en tres áreas internas, donde es común, desde el arribo, escuchar las pláticas con las que se comunican.

Con suerte y mucha paciencia pueden captarse imágenes de las inquietas cotorras que van de rama en rama en vuelos breves, sin pisar el suelo porque luego les resulta imposible volver a volar.

En este periodo de anidación, el macho va por alimento para la hembra, que lo espera en el nido donde se encuentran los huevos; cuando nacen las crías la pareja se encarga de alimentarlas, sobre todo a la más fuerte que resulte de la anidada, para luego partir cuando llega el frío.

MADERA, Chih.- Un bosque prácticamente virgen con árboles de más de 200 años de antigüedad, es el santuario de la cotorra serrana, especie endémica de la Sierra Madre Occidental que se encuentra en riesgo de extinción, pese a los esfuerzos que se han hecho por décadas para preservarla.

En dos mil 800 hectáreas del bosque de Madera, pertenecientes a los ejidos El Largo y Socorro Rivera, unas cuantas parejas reproductivas regresan a anidar en esta temporada, junto con otros cientos de ejemplares juveniles que siguen patrones de comportamiento complejos que mantienen a la especie en riesgo de desaparecer, como ya se extinguieron de los bosques de Estados Unidos, hasta donde llegaban sus colonias en el siglo pasado.

La cotorra serrana viaja entre 800 y mil kilómetros en cada temporada, recorre gran parte de la sierra de Chihuahua, Sinaloa, Durango y llega hasta los bosques de Jalisco, donde pasa los inviernos para regresar a anidar entre la primavera y el verano a colonias que deben cumplir con condiciones muy específicas como tener un arbolado tan adulto que ya haya cumplido su ciclo de vida y que solo se encuentra en zonas como ésta, donde la mano del hombre casi no ha llegado.

HÁBITOS MILENARIOS

Para Manuel Escárcega, especialista de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, con 15 años de experiencia en el seguimiento de la cotorra serrana occidental, los riesgos que enfrenta la especie son las sequías que provocan plagas en los árboles donde anidan, los incendios forestales por descuidos y en menor medida el tráfico ilegal, por considerarse ejemplares exóticos.

Pero también se enfrenta a sus hábitos milenarios que no han evolucionado, pues además de ser monógama, exige bosques antiguos donde no haya actividad humana, debido a que elige principalmente árboles viejos y secos para anidar, dado que es como puede construir el lugar donde habita para siempre con su pareja, a donde regresa cada año después de viajar por las cordilleras boscosas, desde Chihuahua hasta Jalisco.

Para Escárcega, la extinción del pájaro carpintero imperial, desaparecido desde 1980, se considera relacionada con la difícil situación que enfrenta la cotorra serrana.

La extinción de esta ave, que se caracteriza por hacer agujeros en los árboles usando su pico, complicó la subsistencia de la cotorra, pues la especie hasta hace medio siglo se extendía desde las montañas de Arizona, Estados Unidos, hasta la parte central de México, pero del país vecino se extinguió hace mucho y aquí no ha logrado reponerse.

Las condiciones que enfrenta la cotorra serrana occidental llevaron a considerarla especie en peligro de extinción, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana 059-SEMARNAT-2010, lo que motiva a Escárcega a hacer todo lo necesario para conservarla.

SANTUARIO DE MADERA

A más de 300 kilómetros de la capital del estado, en la región de Cinco Millas en Madera, se encuentra el bosque-santuario donde se ubican las colonias más grandes de anidamiento de esta especie platicadora y gritona, cuyo sonido envuelve el ambiente, siempre y cuando no sea la hora de la comida, porque se alimenta en absoluto silencio.

Salvo por algunos caminos trazados, cercos y obras propias de la región, el bosque se conserva virgen, con pinos, abetos, álamos que llegan a tener circunferencias de más de dos metros y alturas de más de 40 metros, que han sido reservados por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y por los dos ejidos que confluyen: El Largo y Socorro Rivera, que explotan grandes zonas boscosas en los alrededores para el sostenimiento de miles de familias.

El santuario se divide en tres áreas internas, donde es común, desde el arribo, escuchar las pláticas con las que se comunican.

Con suerte y mucha paciencia pueden captarse imágenes de las inquietas cotorras que van de rama en rama en vuelos breves, sin pisar el suelo porque luego les resulta imposible volver a volar.

En este periodo de anidación, el macho va por alimento para la hembra, que lo espera en el nido donde se encuentran los huevos; cuando nacen las crías la pareja se encarga de alimentarlas, sobre todo a la más fuerte que resulte de la anidada, para luego partir cuando llega el frío.

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